Thursday, February 09, 2006

Hoy no quiero ser yo

Llegará un día en el que las flores no germinen en la tierra.

Volverá el día en el únicamente necesiten alimento del aire. Y yo quiero ser una flor y sólo alimentarme de aire. Estoy cansada de sentir hambre de tierra. Me rasga las encías y a veces hasta las hace sangrar. Quiero aire, sólo aire. Dónde estás, persona de vientos infinitos. Quien te prohíbe acercar tu aliento a mi ser. Qué te retiene y te obliga a matarme de hambre.

Sucede que me canso de ser humana y me urge convertirme en agua, insípida, incolora, estúpida e insulsa. ¿A quién diablos tengo que rogar?

Saturday, February 04, 2006

Azul

Tan extraña como los números ininteligibles tatuados en su espalda. Eso era ella, un número esculpido en estiércol con olor a manzana. Un alga de color verde que habitaba en el cerro de una montaña.
Él llegó tarde pero aun así ella le abrió la puerta. Resulta fácil eso de abrir puertas.
Era azul, pero no un príncipe de aquellos que tu abuela juraba que te arrebatarían de las garras de dragones con llamas infinitas. Este era un hombre azul, sólo eso.
Cuando lo conociste prometió que compraría para ti millones de pulseras con formas de historias que nunca llegarías a vivir. Entonces comprendiste porqué no era como los hombres de las descripciones de tu abuela. Y comenzaste a tener miedo.
Ella era verde, de brazos frágiles y manos rasgadas. Nariz recta, corazón curvo, pelo enmarañado y mejillas grises.
Todo comenzó tarde, o quizás temprano, amor con pronto desgarro.
Los pies de la niña verde colgaban de una ventana y él quiso saber qué había debajo de aquella desgastada falda. Nada, concluyó, no hay nada, aun así se quedó con ella porque le gustaban los números inscritos en su espalda.