- Amante. ¿Y tú? –contestó la novia-.
- Novia. Con ellas se levantan los domingos por la mañana, desayunan, van al cine y les dicen que las quieren –enumeró, de corrido, la chica de una noche-.
- Pero a las amantes os dicen guarradas, arrancan vuestra ropa a mordiscos, os besan con alevosía… Iconizáis el deseo, y yo quiero ser deseo –inquirió, pasionalmente, la chica de todas las noches-.
- Tú eres novia, por eso te gusta más el bando contrario- afirmó una-.
- Y tú siempre has sido amante- respondió la otra-.
- Yo sólo quiero que me quieran –comentó entre pucheros la amante-.
- Y yo que me deseen –susurró la novia acariciándose su húmeda nuca-
- ¿Me prestarías a tu novio para que fuera conmigo al cine los domingos?-preguntó ella, indecisa-
- No, ¿y tú a tu amante para que me deseara los sábados por la noche?-dijo la otra ella, confusa-
- No –finalizó rotundamente la amante-