Wednesday, January 30, 2008

Paralelismos

- Y tú qué prefieres ¿ser novia o amante?- dijo la amante-.
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Amante. ¿Y tú? –contestó la novia-.
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Novia. Con ellas se levantan los domingos por la mañana, desayunan, van al cine y les dicen que las quieren –enumeró, de corrido, la chica de una noche-.
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Pero a las amantes os dicen guarradas, arrancan vuestra ropa a mordiscos, os besan con alevosía… Iconizáis el deseo, y yo quiero ser deseo –inquirió, pasionalmente, la chica de todas las noches-.
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Tú eres novia, por eso te gusta más el bando contrario- afirmó una-.
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Y tú siempre has sido amante- respondió la otra-.
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Yo sólo quiero que me quieran –comentó entre pucheros la amante-.
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Y yo que me deseen –susurró la novia acariciándose su húmeda nuca-
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¿Me prestarías a tu novio para que fuera conmigo al cine los domingos?-preguntó ella, indecisa-
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No, ¿y tú a tu amante para que me deseara los sábados por la noche?-dijo la otra ella, confusa-
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No –finalizó rotundamente la amante-

Bajaron la cabeza al unísono y se dispusieron a terminar de hacer la comida, silenciosas, añorando poseer todas las vidas ajenas que jamás tendrían.

Thursday, January 10, 2008

De felicidad

Ella se inclinó ligeramente hacia la felicidad. Él ya la rozaba desde hacía tiempo. La invadió la luz cálida de un amanecer inesperado. La invadió él, para qué negarlo. Y después, un día de anocheceres terminó el asedio al que ella apaciblemente se había acostumbrado. No se prometieron nada porque ya habían aprendido que de nada sirve. Pero en lo más profundo de sus zapatos ella deseó la promesa. Ya era demasiado tarde, y todos sabemos que los aviones no se retrasan cuando lo necesitamos.

Por unos instantes no tuvo que intentar ser feliz para sentir el recorrido dulce de los días que amanecen con ganas. Más tarde llegaron las no respuestas y los llantos en cualquier esquina de la calle del beso, que nunca más volvió a ver un beso como los de entonces.

Wednesday, January 02, 2008

Con sabor a vainilla

El marido de la peluquera hoy ha dicho que la muerte es amarillo limón con olor a vainilla. Miente soberanamente. Eres tú el chico amarillo limón de olor a vainilla.

La peluquera hoy ha dicho: “prométeme que el día en que dejes de quererme, no fingirás”, yo he recordado que creo que tú nunca me amaste. Ella se ha suicidado. Él ha terminado bailando. Después, haciendo un crucigrama, ha seguido esperándola.

Creo que al final los dos han acabado siendo felices. Lo que dudo es que alguno de nosotros lo consiga. O bien lo que espero es que tú no termines siéndolo nunca. Qué más da, ninguna de las dos opciones me ofrece demasiadas escapatorias.