Thursday, December 14, 2006

Autoerotismo


Entendemos por autoerotismo al autoconocimiento sexo- erótico íntimo del propio cuerpo en sus sensaciones placenteras mediante la autoexploración táctil o con algún objeto sin causarse daño alguno. Se acompaña frecuentemente de fantasías eróticas que sirven como facilitador de la experiencia erótica placentera. Este comportamiento sexual íntimo y privado debe darse por una decisión libre y sin culpas que favorezca la evolución sexo- amorosa de la propia persona.

Definición por Fina Sanz

Wednesday, December 13, 2006

Game Over

- ¿En cuántos trozos crees que está rota nuestra historia?
- Ni idea. ¿En mil, quizás?
- No. Son tantos los añicos que hicimos de ella que aunque desearas contarlos no podrías.
- Vale, no seas tan exagerada y échame un polvo por todas las veces que no lo hiciste.
- Si me dices tú alguna verdad por todas las que me negaste.
- No sé a que te refieres, nena.
- Y yo no sé echar polvos a desconocidos. Lárgate de mi vida.

Entonces comenzaron a arañarse hasta dejarse sin piel. Al día siguiente, de sus epidermis, únicamente se hallaron los restos entre las uñas del contrario
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Thursday, December 07, 2006

Camas ajenas

Cómeme la amargura. Haz de mí algo valioso. Castígame en iglús de chocolate que sé se derretirán con la salida de un sol cobarde.
Lámeme el desamparo. Convierte lo que soy en algo tangible. Desprèciame en castillos de princesas abandonadas.
Trágate mi añoranza. Úsame como algo pasajero. Destrózame con mentiras piadosas.
Fúndete en mi desgana. Muévenos como a una noria. Rózame como a un muñeco de cera.
Juega conmigo a cuentos que siempre terminan bien.
Cuéntame historias de folios en blanco llenos de arañazos.
Baila al son de mi desgana. Languidece en la desdicha, y después, saltemos al ritmo del camión de la basura, de los labios sin respuesta, del dolor sin un calmante. Más tarde, dame vueltas frente a un espejo, chilla lo que me odias, grita todos tus miedos.
Al final, caminaremos separados por la fina línea de la desilusión, pisaremos la esperanza, escupiremos nuestro pasado. Entones, quizás todo concluya y nos sumamos en el apacible sueño de una muerte de odio compartida.

Tuesday, November 28, 2006

Viaje a 2046

Tú lucías verde y esbelto, yo no sabía cuál era el olor de los encuentros mojados a escondidas del futuro. Me agarrabas, firme, mientras deslizaba mi poca altura por las laderas de tus extensas tierras aceitunadas. No sabía sonreír sin sonrojarme, ni ser voraz en mi absurda medición de cercanías.
Yo, trémula, tú, misterioso en tu paciencia infinita fruto de una incertidumbre.
Fuiste el único capaz de producirme descargas eléctricas que iban directas de tus ojos verdes a mi amígdala convulsionada. Mientras, me desconcertaba impaciente en mis espasmos sin llegar a entender muy bien la razón de toda aquella catástrofe fisiológica.
Aún al marcharte seguiste recorriéndome con impulsos de los que asustan, y en mi ignorancia llegué a pensarme un problema neurológico. Lo único que ocurría era que te habías marchado. No pudimos decirnos nada, tú tan francés, yo tan castellana y torpe en el idioma del amor.
Entonces cruzamos el charco de las pasiones inocentes juntos, hasta toparnos de bruces con la crueldad de un amor adulto.

Y ya no estás aquí para seguir electrocutándome a través de tus miradas. Ahora he aprendido a provocar descargas con vulgares palabras, sangre a partir de arañazos irrelevantes y lágrimas con baratos desprecios de escote rojo.
Y no vuelves, no regresas a contarme historias de perros que se entrelazan en tus piernas, esas que no llegué a ver desnudas. No vienes a mirarme suave, a hacerme sentir nuevamente perdida. Y no vuelvo… a rozarte inconexa en mis espasmos, a sonrojarme al ver de cerca tus labios.
Sobre todo, sabes que lo que más arrastraste contigo fue mi inocencia, los besos que valen algo más que unos minutos de desesperada compañía. Me arrebataste las sonrisas nerviosas de verte, los ojos huidizos de encontrarte. Porque no vuelves, y quizá, yo tampoco lo haga.
Pero qué fácil sería…reencontrarnos, mirarnos, volver a electrocutar los órganos internos del placer. Y de una vez por todas poder desnudarte mirándome entera de sudor en tus enormes pupilas. Mezclar la inocencia de los 15 con mi crueldad de los 20 y así poder rozarnos ágiles y expertos, como dos niños sucumbidos a las prontas y perturbadas pasiones. Y después de eso nos recordaremos (lamiéndonos los placeres dolientes) todo lo que perdimos en nuestra andadura por ese lago que nos arrastró a toparnos con una carretera llena de grises corazones
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A Guillaume, por todas las noches.

Sunday, November 26, 2006

Espinas

No recordaba cómo fue su último beso. Una chica del autobús se quejaba de que no se acordaba de la última vez que besó a aquél chico que ya salió de su vida. Yo he llegado a casa y sentada en el sofá ha estado reconcomiéndome toda la mañana la pregunta de cuál fue mi último beso contigo. Después lo he recordado y no me ha gustado la respuesta.
Serían las 7 de la mañana y yo salía de viaje en breves minutos. Tú dormías. Yo intentaba despegar mi cuerpo dolorido de entre las sábanas. Recuerdo que tu piel era muy cálida y desprendías el mismo olor que fue mío durante 3 absurdos años. Me levanté y después de vestirme rápidamente acudí a los pies de la cama para susurrarte al oído que ya me marchaba. Hiciste un breve sonido gutural y te besé en la mejilla. Rocé tu cara con la certeza de que nos quedaba muy poco tiempo para llegar al fin de lo que éramos y una vez más te besé, pero esta vez en los labios. No, no fue un beso de estos que crees que vas a volver a dar durante toda la vida. Pero tampoco fue suficiente como despedida. Besé tu mejilla, te acaricié el rostro, besé tus labios y me marché, con mi maleta a rastras y un no sabido último beso aún rozándome las estúpidas entrañas. Tú también te marchaste. En ese momento ibas camino al polo norte de mi lóbulo frontal.
Ese fue mi último beso. Y esa fue la última vez que sentí el calor de tu cuerpo y tu olor de 3 años bañándome las legañas y el sueño.
Fue todo una gran ironía. Después de tantos besos sin respuesta, preguntas sin eco que no contesté, días pensando dónde estaría y a quién vendería esa noche mis fluidos. Al final los papeles se intercambiaron, quien ríe el último es el que menos llora y yo lloré por todas las veces que a tí te faltó el aliento de esperarme. Y nuestro último beso fue, una vez más, un perfecto símil de cómo todo pasó sin apenas darme cuenta y de cómo, de recibir rosas pasé a que sus espinas se clavaran en mis venas.

Tuesday, May 23, 2006

Los números de mi espalda


Quiero llorar, sí, y gemir un poco. Quizás si lloro y lloro, berreo, pataleo y escupo, bueno, quizás volvamos al principio y comiences a quererme de nuevo. Quererme… suena tan… egocéntrico, agradable, cómodo, sensual…Quererme, como lo hacías antes de todo y de nada. Cuando no había gritos, y me acariciabas suave y electrizante. Y yo me entumecía, sí, pero de placer, de aquél que da la seguridad y el amor.
Tengo los pies fríos y me duele la nostalgia del ayer. Los besos que casi no nos damos, las palabras que preferimos no decirnos, las lágrimas que ya ni salen de tanto aburrimiento.
¿Sabes? me están saliendo números en la espalda que ya no consigo descifrar. Pueden decir algo así como que me muera, da igual, también dicen que tú estás muerto. Y me gritan por las noches, los muy cerdos. El 1 dice que no, pero cuando se une al 9 musita que en las noches frías mi almohada se marcha. Cuando el 9 está solo dice cosas sin sentido, que me quieres y frases redundantes de esas que sabes mentiras. Pero ellos siguen, a lo suyo, y me arañan la espalda cada día. El maldito 5 lo tengo escrito justo en la vértebra lumbar número 2. Él si que me odia, tanto que no habla y únicamente sonríe cuando me ve llorar.
Así son mis números, peores cuanto más se unen para coaccionar mi pequeña sonrisa, los muy cabrones. Me estrujan las cervicales, las lumbares y mandan impulsos nerviosos desde los ganglios del recuerdo hasta los órganos efectores de nuestro amor convulsionado.

Thursday, February 09, 2006

Hoy no quiero ser yo

Llegará un día en el que las flores no germinen en la tierra.

Volverá el día en el únicamente necesiten alimento del aire. Y yo quiero ser una flor y sólo alimentarme de aire. Estoy cansada de sentir hambre de tierra. Me rasga las encías y a veces hasta las hace sangrar. Quiero aire, sólo aire. Dónde estás, persona de vientos infinitos. Quien te prohíbe acercar tu aliento a mi ser. Qué te retiene y te obliga a matarme de hambre.

Sucede que me canso de ser humana y me urge convertirme en agua, insípida, incolora, estúpida e insulsa. ¿A quién diablos tengo que rogar?

Saturday, February 04, 2006

Azul

Tan extraña como los números ininteligibles tatuados en su espalda. Eso era ella, un número esculpido en estiércol con olor a manzana. Un alga de color verde que habitaba en el cerro de una montaña.
Él llegó tarde pero aun así ella le abrió la puerta. Resulta fácil eso de abrir puertas.
Era azul, pero no un príncipe de aquellos que tu abuela juraba que te arrebatarían de las garras de dragones con llamas infinitas. Este era un hombre azul, sólo eso.
Cuando lo conociste prometió que compraría para ti millones de pulseras con formas de historias que nunca llegarías a vivir. Entonces comprendiste porqué no era como los hombres de las descripciones de tu abuela. Y comenzaste a tener miedo.
Ella era verde, de brazos frágiles y manos rasgadas. Nariz recta, corazón curvo, pelo enmarañado y mejillas grises.
Todo comenzó tarde, o quizás temprano, amor con pronto desgarro.
Los pies de la niña verde colgaban de una ventana y él quiso saber qué había debajo de aquella desgastada falda. Nada, concluyó, no hay nada, aun así se quedó con ella porque le gustaban los números inscritos en su espalda.

Saturday, January 21, 2006

-Ya he perdido alguna vez antes, así que he tenido que aprender.
¿Tú no has perdido nunca?...
-¿Perder cómo?
Se quedó pensando un poco.
-Perder de verdad. No tanto como los jinetes de la división Pomorska, porque eso ya no tiene remedio, pero casi.
Perder de tal forma que te queder tirado en el suelo, y mires hacia arriba y digas:
"He perdido, y ahora cómo me levanto".
Y a pesar de todo, levantarte.