Wednesday, December 13, 2006

Game Over

- ¿En cuántos trozos crees que está rota nuestra historia?
- Ni idea. ¿En mil, quizás?
- No. Son tantos los añicos que hicimos de ella que aunque desearas contarlos no podrías.
- Vale, no seas tan exagerada y échame un polvo por todas las veces que no lo hiciste.
- Si me dices tú alguna verdad por todas las que me negaste.
- No sé a que te refieres, nena.
- Y yo no sé echar polvos a desconocidos. Lárgate de mi vida.

Entonces comenzaron a arañarse hasta dejarse sin piel. Al día siguiente, de sus epidermis, únicamente se hallaron los restos entre las uñas del contrario
.

3 comments:

el_hombre_que said...

me recuerda a un poema de hace tiempo:
Aquella noche follamos salvajemente/sobre el suelo de su cocina./Al terminar, ambos sangrábamos./Ella, por su hermoso culo./Yo, por el corazón/
arrancado.//Nos lamimos el uno al otro/ como perros/hasta que llegó la mañana./Entonces llamó la muerte por teléfono.


sigue así...

Anonymous said...

jo, pequeña, como también le dije un día al hombre que cuando leyó su poema...es muy triste, pero no una tristeza cualquiera, de lágrima fácil, si no una tristeza que se te mete dentro, muy dentro, y a la que cuesta mucho sacar...

besucos

Anonymous said...

Sería feliz si algún día pudiera sentir por alguien lo que sentían al arrancarse la piel, pues mi cuerpo no sería solo mío y mi corazón habría sido robado