Wednesday, January 02, 2008

Con sabor a vainilla

El marido de la peluquera hoy ha dicho que la muerte es amarillo limón con olor a vainilla. Miente soberanamente. Eres tú el chico amarillo limón de olor a vainilla.

La peluquera hoy ha dicho: “prométeme que el día en que dejes de quererme, no fingirás”, yo he recordado que creo que tú nunca me amaste. Ella se ha suicidado. Él ha terminado bailando. Después, haciendo un crucigrama, ha seguido esperándola.

Creo que al final los dos han acabado siendo felices. Lo que dudo es que alguno de nosotros lo consiga. O bien lo que espero es que tú no termines siéndolo nunca. Qué más da, ninguna de las dos opciones me ofrece demasiadas escapatorias.

2 comments:

Anonymous said...

El final simplemente se impone, no hay necesidad de crear uno, pero si de crear un principio que nos confirme que hemos vivido el intervalo...

Veneguera said...

Basta con desear algo con mucha fuerza para que ocurra. El fracaso no es más que la prueba de que el deseo no ha sido lo suficientemente fuerte.
Tú también me has gustado. Yo también volveré.